Via Crucis Magno ¿para Quien?

Amigos este año tenemos el Año de Fe y como tal nuestro arzobispado a preparado como ya todos sabéis un Vía Crucis Magno, fue imposible la salida de los pasos a las calles de Sevilla como todos sabéis por el tiempo, que nos jugo una mala pasada a todos los asistentes, en las iglesias y basílicas se quedaron compuesto y sin novio los pasos que iban hacer los pasajes del Vía Crucis.

El paso de la Hdad de Monserrat, luciendo su dorado resplandeciente, bella imagen de la Verónica.

Detalles del paso con los Ángeles en una de sus esquinas  

Las calles de Sevilla eran un hervidero de emoción y ganas de Fe y pasos, mi ilusión me llevo a Triana donde el puente era un hervidero de cristiandad

En la Hdad de la estrella fue imposible la entrada para ver al Señor de las Penas

 Seguí la calle San Jacinto con destino a otra de las hermandades de Triana y con destino a la plaza de San Gonzalo, la cual estaba abarrotada de personas y en el barullo tuvo la suerte de ver a Manuel Alonso su cara lo decía todo.

 Fue una explosión de amigos que allí nos dimos cita bien sea para ver la Hdad o para soliviantar los corazones de tantos costaleros amigos del Pequeño Costalero, entre ellos se encontraba Gustavo de primera de Cristo y Fernando de los Caballos de Santa Catalina acompañado de su señora la cual limpia con una meticulosidad las ropas de nuestra imagen la Señora de Los Ángeles

Se  formo una reunión muy bonita entre costaleros, contraguias y capatazes de Sevilla, entre ello tuve el placer de conocer al capataz de Santa Cena Juan León, capataz con una personalidad seria de semblante pero cuando uno lo conoce y cambia con el impresiones es una persona maravillosa y con gran carisma cofradiero.

También no pudo faltar Manolito Garduño, su contraguia  kuku, que buena foto para recordar entre capataces, contraguias y costaleros

Desde la misma plaza me sirvió de altar para poder ver al Soberano

Quien pudiera fijar a uno de ellos

 Nuestro padre Jesús de los Gitanos bella obra de arte al igual que Pasión inconmensurable paso de sabiduría donde se intercambia la plata con el oro.